viernes, 31 de agosto de 2012

Lo que mal empieza...

Esperemos que esto sea sólo el típico primer día frustrante y completamente infructífero de todo estudiante Erasmus. O eso o yo me vuelvo a España huyendo de todos estos gabachos.
Cuando me levanté a las siete de la mañana en Toulouse y llegué hasta la querida Place de la Comédie de Montpellier era una persona feliz deseosa de encontrarse con su hogar para los próximos nueve meses. Haciendo antes la primera parada inútil del día: un banco francés de estos que necesitan hasta tu último analísis de orina para darte una tarjeta de crédito. Aunque lo peor estaba por llegar. Y es que no sería hasta la revisión minuciosa del estado del piso y su inventario que nos daríamos cuenta de que lo que a partir del día 1 septiembre iba a ser nuestro hogar estaba a varias horas de limpieza y otras tantas en Ikea sustituyendo muebles de serlo literalmente.
El teléfono también tendremos que olvidarlo: sin tarjeta de crédito no pueden comprobar la positividad de la línea (que vete tú a saber lo que significa eso).
La cola de la Tam para hacer el abono transportes tampoco contribuye al buen fluir de la experiencia Erasmus.
Visto lo visto, la emoción propia del estudiante Erasmus tendrá que esperar aún unos días, esperemos que unas semanas a lo sumo.
Pero tranquilos amigos, que todo irá bien. Os mantendré informados.

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