viernes, 31 de agosto de 2012

Lo que mal empieza...

Esperemos que esto sea sólo el típico primer día frustrante y completamente infructífero de todo estudiante Erasmus. O eso o yo me vuelvo a España huyendo de todos estos gabachos.
Cuando me levanté a las siete de la mañana en Toulouse y llegué hasta la querida Place de la Comédie de Montpellier era una persona feliz deseosa de encontrarse con su hogar para los próximos nueve meses. Haciendo antes la primera parada inútil del día: un banco francés de estos que necesitan hasta tu último analísis de orina para darte una tarjeta de crédito. Aunque lo peor estaba por llegar. Y es que no sería hasta la revisión minuciosa del estado del piso y su inventario que nos daríamos cuenta de que lo que a partir del día 1 septiembre iba a ser nuestro hogar estaba a varias horas de limpieza y otras tantas en Ikea sustituyendo muebles de serlo literalmente.
El teléfono también tendremos que olvidarlo: sin tarjeta de crédito no pueden comprobar la positividad de la línea (que vete tú a saber lo que significa eso).
La cola de la Tam para hacer el abono transportes tampoco contribuye al buen fluir de la experiencia Erasmus.
Visto lo visto, la emoción propia del estudiante Erasmus tendrá que esperar aún unos días, esperemos que unas semanas a lo sumo.
Pero tranquilos amigos, que todo irá bien. Os mantendré informados.

miércoles, 29 de agosto de 2012

Horas.

Antes de nada, presentaros el porqué del título de este blog. Quien haya intentado buscar piso en Francia seguro que lo ha entendido a la primera. Que si avales franceses, que si cuentas francesas, que si no alquilamos a estudiantes,... Hemos oído de todo. Hasta que por fin, después de tres días pateando Montpellier (muy bonito, por cierto) de arriba a abajo, lo hemos encontrado: nuestro piso, justo debajo del Corum, 90 metros cuadrados donde pasar los nueve meses que, según todo el mundo, marcan la vida de todo estudiante. Una vez el contrato está firmado, ahora sí que sí, ahora que puedo decir dónde, puedo afirmar con rotundidad que Montpellier me espera.


Y a poco más de doce horas de montarme en el coche, todo se echa de encima; es entonces cuándo realmente te das cuenta de que sí, que te vas de Erasmus coño. Por un lado, están los nervios típicos de cuando vas a un sitio nuevo: esos son fácilmente superables, por lo menos hace dos años lo fueron. Y la pereza claro: hacer la maleta, poner a punto el piso, el viaje, ocuparse de móvil, enterarte de clases y demás,.. Ganas (por algo lo he pedido) no faltan, eso ni se cuestiona. Aunque por último está la que ahora más sitio ocupa, a lo que no dejo de dar vueltas: la morriña anticipada. Pensar todo lo que dejas aquí, todo (TODO) todo lo que dejas en Getafe.. Perderte las fiestas de Valladolid, las novatadas, perderte otro curso rodeada de la mejor gente (y cada vez más). Pensar en toda esa gente a la que vas a echar de menos pero a la que por supuesto escribirás siempre que puedas o que confías en que de cuando en cuando se pasen por aquí para saber que estoy viva y demás.

Sí, mi objetivo es llevar esto más o menos al día (si pude hacerlo con el Fotolog) y a ver lo que me dura esa intención. Sin más preámbulos, señoras y señores, damas y caballeros, les presento esto, mi blog, el primero (la ocasión lo merecía).